domingo, 9 de mayo de 2010

ESCRIBO...

Desde que aprendí a trazar las palabras en un papel, he disfrutado combinándolas para crear historias en forma de relatos, cuentos y poesías. Nadie me enseñó, sólo me ponía frente a una hoja en blanco y las palabras emergían de lo más profundo de mi pensamiento, inexorablemente ligadas a una necesidad vital: comunicar. Esa necesidad ha permanecido en mí como una constante, sin importar los acontecimientos que experimentaba o las lecciones que aprendía. Siempre presente, como los susurros del maestro en la memoria del alumno.
Comunicar... pero exactamente ¿qué? Esa duda ha sido mi respuesta a esa constante, que me ha impulsado a observarla con el escrutinio del explorador. Con cada historia escrita, he comunicado algo nuevo y he percibido que el mensaje incluído quedaba inconcluso, como si se tratara de la pieza de un puzzle. Así es como he descubierto que cada historia conformada, es una parte de un mensaje absoluto que a día de hoy intento comprender. ¿Y sabes qué? Ya he descifrado parte del mensaje. Por eso escribo, cada vez con mayor perseverancia:

"Aún hay esperanza..."

2 comentarios:

eVa dijo...

Aún hay esperanza. Bonita frase. Aún hay esperanza para comunicarse desde lo más profundo y verdadera. Aún hay esperanza para acoger lo que el otro nos quiera decir. Aún hay esperanza. ¡Me alegro de encontrarte de nuevo, Peiako!

Peio dijo...

Hala! Eva! Cuánto tiempo! Me alegro de "verte". Acabo de echar un vistazo a tu blog (lo he visto a través de tu perfil)
Y sí... Aún hay esperanza!